El calendario nos ha traído una entrada de primavera especialmente intensa. Suele pasar, y esto ya es un clásico todos los años, que las vacaciones de Semana Santa no sólo nos traen un cambio de color al ambiente, sino que todo el sector reverbera a golpe de feria, evento o cualquier tipo de sarao capaz de congregar a una docena de profesionales del sector.
En Grupo Diario, como bien saben, nos unimos a esta tendencia que sabemos que tiene una gran acogida y no sólo la promovemos, sino que además incentivamos la participación masiva del sector en estos eventos, que más allá del contexto lúdico, tienen un poder extraordinario para reforzar las relaciones entre los profesionales, lo que se llama networking, vaya.
El calendario de nuestros eventos lo tienen bien desarrollado en diariodelpuerto.com, por lo que no me voy a extender más. Además, hay que sumar los acontecimientos sociales derivados de actos empresariales, institucionales y ferias sectoriales que jalonarán la actualidad logística hasta bien entrado el mes de junio.
Y así, casi sin darnos cuenta, vamos dando cuenta de un año que se está poniendo muy cuesta arriba a cuenta de la política internacional y el exceso de una ridícula testosterona que no hace más que poner piedras en un camino ya de por sí especialmente estropeado.
Siempre hemos destacado la capacidad de nuestro sector para adaptarse a los cambios y sacar buen provecho de las circunstancias. Es una realidad, pero no hay que olvidar que en este caso la geopolítica juega un papel decisivo en todo este “juego”.
Vamos dando cuenta de un año que se está poniendo muy cuesta arriba a cuenta de la política internacional
Que la crisis del Mar Rojo haya convertido al Mediterráneo en un “cul de sac” es una circunstancia que, sin ninguna duda, ha beneficiado a los grandes puertos del Mediterráneo occidental. Esa situación se revertirá, antes que tarde, y las rotaciones volverán a un estado natural, propiciando un duro golpe a quienes viven de los números... aunque no para aquellos que ya lo están viendo venir desde hace tiempo y no han fiado su crecimiento a una circunstancia coyuntural.
El juego de niños en el que se ha convertido la imposición de aranceles a países y productos por parte de Estados Unidos, y las diferentes respuestas de los afectados, está provocando ya un desajuste logístico que habrá que tener en cuenta en un futuro bastante próximo.
Los mismos productores están modificando sus previsiones a la espera de nuevas decisiones, lo que hace fluctuar el aprovisionamiento de materias primas, los niveles de producción y hasta de contratación de personal.
Los contratos a largo plazo están temblando y ya no hay quien asegure una demanda estable y continuada para los próximos meses.
La primavera ha llegado convulsa y mucho me temo que vamos a afrontar unos meses con una gran cantidad de tensión e incertidumbre, dos de los ingredientes con los que nadie quiere convivir. Lógicamente.
Pero bueno, tampoco estamos hablando de nada nuevo. Los ciclos económicos se repiten y, en ocasiones, también se repiten los “tronaos” al frente de las economías que mueven el planeta.
Como logísticos, nos toca hacer un buen ejercicio de análisis y tratar de formular estrategias. Tras crisis o situaciones como las que vivimos, siempre hay alguien que ha sabido aprovechar las circunstancias. Todo es cuestión de información, estrategia y valor. Y suerte, claro.