Ya era hora. Tras años de reclamaciones, informes y denuncias del sector logístico-portuario, los ministros de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y de Agricultura Pesca y Alimentación, Luis Planas, anunciaron el miércoles que el Gobierno trabaja en la mejora de los Puestos de Control Fronterizo (PCF) con la mirada puesta en la unificación de los servicios de inspección sanitaria y fitosanitaria en frontera. B-R-A-V-O.
Lo más destacado de este anuncio fue el escenario en el que se produjo: el Puerto de Algeciras, protagonista obligado de los casos más sangrantes de cuellos de botella, estrés de los profesionales y pérdida de competitividad y tráficos debido a la ineficiencia en la coordinación de los servicios de inspección.
Los ministros aprovecharon la clausura de las I Jornadas Nacionales sobre Controles Oficiales en el Tráfico Internacional de Mercancías, que acogía la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, para ¿entonar el mea culpa? ¿reconocer las limitaciones actuales? Um... no sé si llegaron a tanto... Obviamente, no tuvieron otra que validar que la necesidad de reforma existe y que el capital humano de los servicios debe fortalecerse con más profesionales y herramientas de control adaptadas al siglo XXI.
Pero, para sorpresa de nadie, todo esto ya nos lo sabíamos. En Algeciras, por ejemplo, tanto el Puerto como la comunidad portuaria y el personal de los propios servicios de inspección se han encargado de alzar la voz y poner el foco en las ineficiencias. ¿Cuántas veces hemos escuchado a Gerardo Landaluce, presidente de la APBA, demandar mejoras en las plantillas de los servicios de inspección y avanzar en la digitalización para ser más competitivos y ágiles en el lado tierra? Cargadores, transitarios y estibadores también han salido en numerosas ocasiones a denunciar la situación, así que urge una actualización del Plan de Servicios de Sanidad Exterior que entró en vigor hace 15 años y se ha quedado obsoleto.