Llama la atención descubrir que el concepto de radialidad sigue teniendo mucho peso en nuestro país. Por más que la distribución del PIB se empeñe en arrojar datos contundentes, siempre hay un hueco para reivindicar, por comparación, que el camino más recto, seguro y directo para ir a cualquier parte del mundo pasa siempre por un punto determinado. Y Conviene recordar que las patas de una mesa suelen estar en las esquinas.
Pueden dejar de leer ya mismo sin piensan que esta columna pretende hallar en el enfrentamiento logístico un punto de partida hacia ninguna parte. Poco habría aprendido yo en 31 años de dedicación a este sector si tratara de buscar ahora una justificación ridícula a las decisiones, de todos los tiempos, que han acabado por perjudicar a unos y beneficiar a otros.
Siempre he defendido que las apuestas en logística nunca pueden ser a costa de los demás. Si alguien necesita, hay que dárselo, pero nunca hay que quitárselo a uno para dárselo a otro. La logística debe ser un win win en el que todos ganan, en el que todos ganamos. Vender el desarrollo logístico del país puede ser mucho más rentable que perderse en luchas intestinas que debilitan el crecimiento.
Por ejemplo, ¿cómo se puede fomentar la utilización del transporte público con frecuencias de paso que superan la media hora? Ya les digo yo que no es posible. Me dirán que determinados trayectos no tienen un índice de ocupación mínimo y que por lo tanto no es rentable duplicar la cobertura. Y yo les digo que si no se hace así, jamás se conseguirá el objetivo y se crearán zonas abiertamente discriminadas.
Vender el desarrollo logístico del país puede ser mucho más rentable que perderse en luchas intestinas
Esas pérdidas de rentabilidad son las que, precisamente, debe asumir la administración que, a través de una buena gestión, tiene que ser capaz de enjugar mediante equilibrios logísticos y estrategias financieras de primer nivel.
En el mundo marítimo-portuario sabemos muy bien lo que es la conectividad y lo que implica tenerla o no tenerla. Estoy plenamente convencido de que si se pudiera comprar, muchas autoridades portuarias invertirían lo que no tienen para conseguir una conectividad adecuada, paso previo para la captación de nuevos tráficos y el incremento de las cifras de movimiento de mercancías.
Por cierto, y aunque tiempo tendremos para hablar de esto largo y tendido, se rumorea en los últimos días que Valencia podría estar interesada en recuperar la celebración de la Copa América. Yo no digo nada, pero creo que sería necesario poner sobre la mesa las experiencias vividas tanto en la propia Valencia (en dos ediciones sucesivas) como en la más reciente de Barcelona para no repetir errores y profundizar en las cosas que se han hecho bien.
En esta ocasión parece que hay una premisa básica y es que es absolutamente necesaria la implicación de la iniciativa privada para hacer posible este regreso. Obvio. Lo que yo no tengo demasiado claro es si esa iniciativa está por la labor... tengo mis dudas, ya saben.
Por otra parte, la Valencia que se creó para la Copa América ya no existe. Esa Dársena Interior en la que se congregaban las bases de los equipos formando una gran plaza pública/deportiva ha dejado paso a otro conglomerado formativo y tecnológico que no va a poder/querer abandonar ese espacio. ¿Somos conscientes, no?
Como decía, tiempo tendremos de debatirlo. Solo espero que el asunto no se convierta en nuevo tira y afloja de carácter político. No sé yo...