Nuestros Puertos, lugares habituales donde tienen sus instalaciones las autoridades aduaneras ya no tienen rejas, han sido abiertos a los ciudadanos para que disfruten de ellos y de la maravilla que rodean, el mar. Nosotros los Agentes de Aduanas y Representantes Aduaneros hemos visto como volvían, al menos fiscalmente, esas rejas y nos alegramos. Nos alegramos, porque desde hace algún tiempo un anteproyecto de Ley para la Lucha contra el Fraude hacía que esas rejas que limitaban nuestra responsabilidad en las operaciones aduaneras, entre Gestión e Inspección no solo ya no estaban físicamente, sino que iban a acabar despareciendo fiscalmente también. Siempre habíamos contado con que nuestra obligación sobre la documentación aduanera quedaba de rejas para dentro y que de rejas para fuera recaía sobre el Importador o el Exportador, siempre y cuando actuáramos con la Representación Directa, derecho que ostentaban los Agentes de Aduana y los Representantes Aduaneros con el estatuto OEA. Hemos pasado un largo tiempo, o al menos así nos lo ha parecido, con una gran incertidumbre acerca del futuro de nuestras empresas y profesión. Ser responsable solidario “sine die” de lo que pudiera ocurrir durante un espacio de tiempo tan prolongado, en el que esos clientes podrían incluso desparecer, nos había hecho plantearnos volver a presentar un documento ante la Aduana firmando como Declarantes. Afortunadamente, desde hace unas horas nos ha llegado la noticia de que no iba a ser como el proyecto de Ley anunciaba y las cosas iban a quedar no solo como sino como entendíamos e interpretábamos el Código Aduanero de la Unión. En cualquier caso, debo admitir que esta situación nos ha hecho reflexionar, comenzar a ser mucho más escrupulosos y selectivos con la selección de aquellos clientes actuales y futuros para los que vamos a firmar documentos en su nombre. No solo por tener derecho a actuar con la Directa, sino porque nuestro lado está y debe seguir estando al lado de la Administración. Esa Administración que vela por recaudar los impuestos y tributos que corresponden según la legislación vigente. Muchos de nuestros clientes y las empresas que no están vinculadas al comercio internacional desconocen que cada país miembro es recaudador del Arancel, Anti Dumping y otros impuestos al mismo afectos, pero que la mayor parte de ese importe (75%) va destinado a la Unión Europea. Incluso, si una empresa “escurre” pagar lo que le corresponde, España en nuestro caso, debe seguir pagando esos Impuestos a la Unión Europea, impuestos con los que se sufragan las subvenciones y los proyectos que llevan adelante lo que conocemos como EU. Esa es la razón por la que nuestra Administración pone tanto celo. Si, al final, como estoy seguro que esta temporada que hemos pasado ha servido para estar más “in vigilando”, aunque no hemos dejado de darle trabajo a nuestros cardiólogos. Nadie usa los recursos de otra persona con tanto cuidado como utiliza los suyos (Milton Friedman).