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Se buscan marinos para viaje peligroso

  • Última actualización
    27 junio 2023 05:20

Si este martes es el Día Internacional de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas, y ayer fue el de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el pasado domingo fue el Día Internacional de la Gente de Mar. El 25 de junio es el día designado por la ONU, concretamente por la Organización Marítima Internacional (OMI), para honrar y dar las gracias a los hombres y mujeres que arriesgan sus vidas para garantizar que no haya interrupciones en el comercio mundial.

Qué menos que la ONU reserve uno de los 365 días del año a la Gente de Mar cuando el Jazz, la Bicicleta o el Retrete tienen también su propio Día, aunque el del Retrete, que se celebra cada 19 de noviembre, se justifica sobradamente por la necesidad de crear conciencia sobre los 3.600 millones de personas que viven sin acceso a un saneamiento seguro.

La del inodoro es, a nuestros ojos, una realidad tan invisible como la de los centenares de miles de profesionales que, a bordo de buques mercantes, desarrollan su actividad en un entorno singular y en condiciones particularmente difíciles, por lo que la vida a bordo tiene de aislamiento y largos períodos de navegación lejos de la familia.

Si ya en otros modos de transporte como la carretera, la escasez de conductores ha puesto en alerta a la industria y los gobiernos ante la falta de reemplazo, otro tanto sucede en el transporte marítimo, donde el déficit de oficiales y otros puestos ha alcanzado un nivel récord que no se espera que mejore, lo que está provocando un incremento de los costes de tripulación, según el último informe de la consultora Drewry, que estima en un 9% la brecha de disponibilidad para 2023 en el caso de los oficiales, un aumento notable con respecto al déficit del 5% del año pasado y alcanzando el nivel más alto desde que Drewry comenzó a analizar el mercado de la gente de mar hace 17 años.

Para los próximos cinco años se pronostican niveles de déficit similares y aunque 2020 está cada vez más lejano, los efectos de la pandemia aún persisten. No sólo tuvo un impacto importante en la capacitación de la tripulación, sino también en el atractivo del trabajo en la mar. Como resultado, la calidad de vida es ahora un factor prioritario en la retención de los trabajadores, más allá incluso de las condiciones económicas, que han mejorado sustancialmente.

La dotación de los buques será un desafío en los próximos años, especialmente con respecto a la disponibilidad de oficiales y el acelerado crecimiento previsto de la flota mundial hará que la situación sea aún más difícil. Si bien sectores como los portacontenedores ya han aplicado incrementos salariales, favorecidos por los ingresos récord obtenidos durante un período excepcional de fletes en niveles históricos, otros segmentos de la industria aún no han trasladado dichas ganancias extraordinarias a sus tripulaciones.

Dice la leyenda, aunque desmentida, que el explorador Ernst Shackleton publicó un anuncio en 1914 en “The Times” para reclutar hombres para su expedición a la Antártida: “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Paga reducida. Frío intenso. Largos meses en la más completa oscuridad. Peligro constante. Es dudoso que puedan regresar a salvo. En caso de éxito, recibirán honores y reconocimiento”.

De todos los profesionales que integran el ecosistema del transporte marítimo, los marinos son, con gran diferencia, los grandes olvidados, invisibles y no suficientemente valorados. Más de un siglo después, el presunto anuncio de Shackleton, al parecer un fake new centenario, vuelve a cobrar vigencia. Sólo que ahora los honores y el reconocimiento para los marinos parecen no estar ya garantizados. Por mucho que cumplan el resto de advertencias.

En 2026 faltarán 50.000 marinos en todo el mundo