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Una de fletes

Anda el sector alterado desde hace meses por la escalada de los fletes marítimos. Y ya no tanto por los niveles alcanzados, sin precedentes hasta la fecha, sino porque no se sabe bien cuándo se pondrá fin a esta tendencia alcista y casi descontrolada.

  • Última actualización
    16 junio 2021 14:05

Si alguien tiene dudas respecto a esta afirmación basta con echar un vistazo a los datos de la consultora Drewry que aseguran que un flete en la ruta más activa del mundo (Shanghai-Rotterdam) ha llegado a aumentar en una semana más de 300 dólares, lo que sitúa el flete de un 40 pies en más de 10.000 dólares. En un año, el aumento en esta ruta se ha situado en un 485%. Simplemente espectacular.

Si nos pusiéramos ahora a analizar las causas de este fenómeno podríamos no acabar nunca, más si cabe a la vista de que no existe un único detonante. No obstante, sí podríamos hablar de los desequilibrios en el comercio internacional causados por la pandemia como una clave fundamental a la hora de explicar esta situación: ya saben, parón de la producción local, dependencia de las importaciones chinas, congestión en los puertos, falta de equipo…

Como es lógico, simplificando al límite el funcionamiento de la cadena de suministro, todos los agentes van repercutiendo estos incrementos en las tarifas de sus servicios hasta llegar al importador, que no tiene más remedio que reflejar esta situación en el precio de sus productos y, en consecuencia, en el bolsillo del consumidor final.

La sensación de euforia que ahora tienen las líneas marítimas se verá traducida en un incremento de la flota o de la capacidad existente para dar servicio a la inmensa demanda

Pero no todo es tan sencillo; no vale subir la tarifa 11 dólares si a mí me la han subido 10 por no sé qué tasa nueva que aplican las terminales por temas de aduanas. Me consta que las oficinas del sector están en plena ebullición desde hace meses para tratar de arañar un dólar a un flete o simplemente para conseguir equipo.

Los profesionales del sector saben bien que en ocasiones más vale perder que más perder y están haciendo verdaderos ejercicios de ingeniería tarifaria para poder dar servicio; negociando con este y con aquel, perdiendo por aquí para poder obtener por allá e incluso jugando al límite de lo mínimamente rentable para asegurar el cliente el día de mañana. Porque el mercado es así: quien hoy te ahoga, mañana te da la vida, y viceversa. El concepto es la elasticidad, me recordaba un buen profesional del sector poco antes de acabar estas líneas.

Puede que esté repasando apuntes de primero de Comercio Exterior, pero de vez en cuando conviene recordar el papel relevante e imprescindible que juegan los colectivos profesionales integran el sector logístico.

Pero a lo que vamos, ¿cuándo regresaremos a una situación de fletes “prepandémicos”? Sinceramente, veo muy complicado situarnos a esos niveles. Apelando a la opinión de los expertos, parece que en todo este 2021 se van a mantener los fletes como hasta ahora y sólo en 2022 podríamos asistir a una sensible erosión de los precios, pero todo son previsiones.

La única certeza es que estamos inmersos en la parte más alta del ciclo de los fletes marítimos. La sensación de euforia que ahora tienen las líneas marítimas se verá traducida en un incremento de la flota o de la capacidad existente para dar servicio a la inmensa demanda. Casi necesariamente llegará un momento (ya lo hemos vivido) en que se producirá una sobrecapacidad, lo que provocará el declive de los fletes. ¿Hasta dónde llegará ese bajón? Esa es la gran pregunta a la que nadie puede ofrecer una respuesta cierta. Desgraciadamente.

La única evidencia es que la experiencia de 2020 y lo que llevamos de 2021 ha generado una tensión que va a tener que liberarse por alguna parte. Las condiciones del mercado han cambiado y la revisión de los contratos de fletes con los cargadores van a dar mucho de sí. Estaremos muy pendientes.