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Una mirada transatlántica

Logístico

Albert Oñate
  • Última actualización
    10 enero 2025 05:20

Una de las cosas relevantes que nos ha mostrado el primer cuarto del siglo XXI ha sido sin duda alguna un cambio en el orden mundial. Y lo demuestra aspectos como el crecimiento de China hasta convertirse en la segunda potencia económica del planeta, el aumento demográfico en India y la incógnita de qué papel jugará en el concierto internacional la invasión de Ucrania y la demostración de resiliencia de Rusia en el tablero internacional y el siempre complejo tablero geopolítico de Oriente medio, ahora posiblemente en sus horas más tensas de las últimas décadas.

Tenemos la suerte de tener una profesión que debe seguir atentamente todas estas cuestiones, ya que tienen una incidencia directa en los flujos de carga, en las balanzas comerciales entre países o continentes y en la integridad y seguridad de las cadenas de suministro.

Navieros, transitarios, cargadores y logísticos en general estamos muy pendientes de lo que sucede en Asia, por su influencia en nuestra vida diaria, y por los enormes volúmenes de mercancías que manejan, pues 9 de los 10 mayores puertos en el mundo están en Asia, y de estos 6 están en China. No obstante, en este inicio del año 2025 quisiera que giráramos nuestras cabezas 180 grados y que hiciéramos una mirada transatlántica, donde en los próximos meses van a suceder cosas de enorme importancia para nuestro trabajo, lo que equivale a decir a sucesos que van a influir en nuestra sociedad.

Un regreso de Estados Unidos al proteccionismo comercial tendrá dos consecuencias directas e importantes

La primera cuestión va a ser la posibilidad real de aplicación de aranceles, o de incrementar los existentes, en muchos de los intercambios económicos con Estados Unidos. El presidente electo lo ha anunciado de forma reiterada, aunque eso tampoco significa que se vaya a hacer, o que vaya a ser rápido o de las cuantías que se manejan. En cualquier caso un regreso al proteccionismo comercial, tendrá dos consecuencias directas e importantes: una reducción de los intercambios comerciales y un aumento de la inflación. Y ninguna de las dos cosas es bienvenida.

Asistimos también expectantes a las negociaciones de los estibadores americanos con su patronal. El acuerdo de los incrementos salariales alcanzado en octubre, aplazó la negociación más compleja acerca de la automatización de las terminales portuarias estadounidenses, con posturas muy alejadas entre las partes y con una amenaza real de nuevas huelgas a partir del 15 de enero. Muchas Navieras ya están recomendando a sus clientes que retiren lo que tengan en muelle para evitar las consecuencias de un posible cierre. Y en este entorno los fletes destino Estados Unidos suben desde todos los orígenes del mundo.

Y si es importante lo que suceda en Estados Unidos, miremos a Sudamérica y al acuerdo alcanzado entre Mercosur y la UE, que si llega a ratificarse tendrá una enorme importancia. No será fácil convencer a los discrepantes de ambos lados del Atlántico, y los políticos deberán encontrar mecanismos para proteger algunos sectores muy sensibilizados como ganaderos y agricultores. Pero hablamos de un acuerdo que afectaría a 700 millones de personas, y que ayudaría a reducir el peso de China en la economía europea, y las dificultades comerciales que impondrá Trump. El español pasará a tener un peso muy destacado, y las empresas logísticas españolas que ya han conseguido un protagonismo en los intercambios entre América Latina y Asia, estarán en una muy buena disposición para participar en el incremento de volúmenes.

Política, logística y economía siempre andan de la mano.