Menú
Suscripción

Valencia volverá a resurgir, otra vez

  • Última actualización
    31 octubre 2024 05:20

Una vez más, y ya van demasiadas, la desgracia se ha cebado con la provincia de Valencia. El agua, que sin duda es el elemento que más riqueza aporta a la economía de la Comunitat Valenciana, se transforma por momentos en un generador de desdichas y accidentes que no hace más que agrandar esa relación amor/odio que permanece inalterable a lo largo de la historia.

Es difícil mantener el tipo y distanciarse emocionalmente de estos asuntos cuando la desgracia es tan grande como la que hemos soportado con el paso de la DANA. El dramatismo de determinadas imágenes no llega a transmitir los momentos de angustia vividos por centenares de miles (digo bien) de ciudadanos, como tampoco puede acercarnos el sentir de quienes, más allá de pérdidas materiales, tienen que soportar las personales. Desde aquí les trasladamos nuestro más profundo pesar.

Pocas ganas de hacer nada le quedan a uno ante semejante panorama, la verdad. Más a la hora de escribir esta columna todavía nos persigue la incertidumbre y el desconocimiento ante la falta de información sobre personas desparecidas.

Pero toca seguir, levantar la cabeza, mirar adelante, reconstruir y volver a caminar. El propio espíritu de las fallas que tantos critican, si me permiten la frivolidad, no deja de ser una extrapolación de ese carácter valenciano cimentado también sobre desgracias y reconstrucciones recurrentes.

Toca seguir, levantar la cabeza, mirar adelante, reconstruir y volver a caminar

Aunque la afección de la DANA ha sido generalizada sobre múltiples industrias y sectores de actividad, es una evidencia que el sector logístico ha sido uno de los más afectados. Y es así porque más allá de la incidencia sobre los centros de trabajo y todos sus profesionales, el temporal se ha cebado con las infraestructuras básicas de transporte.

Valencia tiene el triste honor de ser la primera del país en el peculiar ranking de la factura por daños en infraestructuras provocados por fenómenos naturales (aunque por todos es sabido -no por todos reconocido- que eso de “naturales” ya tiene bastante poco). Esta circunstancia se suma a la infrafinanciación histórica de la autonomía, reconocida eso sí por todos.

Es necesario avanzar y pasar de los reconocimientos verbales a los hechos. No me tilden de oportunista porque este mismo discurso ha sido recurrente en Diario del Puerto. Una sociedad avanzada no puede permitirse que uno de sus motores económicos tenga una debilidad tan notable y a la vez tan detectada.

Pondré solo un ejemplo. El acceso terrestre al puerto de Valencia (recordemos que solo cuenta con una única vía de acceso por el sur que recorre en paralelo el nuevo cauce del río Turia) ha quedado a un paso del colapso y seguirá corriendo peligro mientras no exista una alternativa a ese puente que cruza el cauce en el tramo final de su desembocadura. El bloqueo de esa vía hubiera supuesto un caos descomunal durante semanas en toda España. No tengan ninguna duda.

Repito que me resulta muy frívolo profundizar en lo material cuando los dramas personales están siendo de una magnitud trágica, pero todo debe servirnos para reflexionar y aprender. Si el azar nos ha dado una mínima oportunidad para articular medidas y evitar riesgos futuros, sería una imprudencia y una irresponsabilidad no aprovecharla.

No tengo ninguna duda de que Valencia va a salir adelante, como lo ha hecho siempre, como también sé que la solidaridad de todo el país se va a desbordar. Pero no tenemos tiempo para duelos, hay que empezar a trabajar ya mismo.