La celebración la pasada semana en Bilbao de WindEurope 2024, el evento anual que reúne a la cadena de valor de la industria eólica europea, ha puesto de manifiesto la capacidad de influencia del lobby WindEurope, con sede en Bruselas, ante los organismos de la UE competentes en materia energética y los gobiernos de los Estados miembros, en defensa de los intereses de un sector que depende de las políticas públicas para acometer las multimillonarias inversiones necesarias para sostener un negocio que atraviesa una seria crisis de rentabilidad.
2024 será un año decisivo para las políticas europeas en materia energética, con las elecciones al Parlamento Europeo en junio y la formación de una nueva Comisión en noviembre. En este escenario, la energía eólica será sometida a escrutinio a medida que los Gobiernos evalúen los costos de la transición energética, por lo que este lobby eólico tratará de convencer de que el viento no trata sólo de luchar contra el cambio climático, sino que genera empleo y promueve la innovación, además de reforzar la soberanía energética.
En concreto, la energía eólica marina representa actualmente algo más del 3% de la demanda de energía de la UE, y tiene en los puertos un elemento fundamental para su desarrollo ya que juegan un papel clave en la cadena de suministro local, la logística y la infraestructura de apoyo, como el almacenamiento de componentes. Es en los puertos donde se fabrican muchos de los componentes y donde se realiza el mantenimiento de los parques eólicos, donde se transportan las turbinas y otros equipos, y donde se ensamblan. Además, tendrán un papel muy destacado en la producción y distribución de hidrógeno renovable.
Los puertos europeos facilitan el despliegue de 3 GW de nuevos parques eólicos marinos cada año y según las proyecciones, para 2030 deberán apoyar el despliegue de 25 GW de nuevos parques eólicos marinos y facilitar el mantenimiento de casi 16.000 turbinas cada año. Pero los puertos sólo podrán prestar estos servicios si realizan importantes inversiones para mejorar y ampliar su infraestructura. Fundamentalmente, necesitan ampliar superficie, reforzar muelles y aumentar calados, entre otras obras, para responder a la tendencia de gigantismo con torres de hasta 250 metros de altura que requieren también de barcos más grandes para su transporte.
Por ello, la Offshore Wind Ports Platform (Plataforma de Puertos Eólicos Marinos), lanzada por WindEurope, y de la que forman parte en España A Coruña, Bilbao, Castellón, Ferrol y Santa Cruz de Tenerife, asegura que los puertos europeos necesitan invertir 8.500 millones de euros hasta 2030 para apoyar la expansión de la energía eólica marina. Se trata de una inversión que podría recuperarse en sólo cinco años y supondría importantes ahorros para los consumidores de electricidad y para la sociedad en su conjunto, defiende.
El desarrollo de la infraestructura portuaria suele ser una cuestión que incumbe a las autoridades locales, regionales y nacionales. Pero dada la importancia estratégica de los puertos para cumplir los objetivos de la UE en materia de energía renovable, la Plataforma aboga porque las instituciones europeas y los Estados miembros desarrollen una estrategia para el desarrollo de la infraestructura portuaria y movilicen instrumentos financieros para apoyar las inversiones necesarias.
Séneca decía que ningún viento es favorable para el que no sabe dónde va. La industria eólica y la Unión Europea sí tienen claro su destino. Y los puertos son el viento a favor en una singladura larga y no libre de riesgos.
La celebración la pasada semana en Bilbao de WindEurope 2024, el evento anual que reúne a la cadena de valor de la industria eólica europea, ha puesto de manifiesto la capacidad de influencia del lobby WindEurope, con sede en Bruselas, ante los organismos de la UE competentes en materia energética y los gobiernos de los Estados miembros, en defensa de los intereses de un sector que depende de las políticas públicas para acometer las multimillonarias inversiones necesarias para sostener un negocio que atraviesa una seria crisis de rentabilidad.
2024 será un año decisivo para las políticas europeas en materia energética, con las elecciones al Parlamento Europeo en junio y la formación de una nueva Comisión en noviembre. En este escenario, la energía eólica será sometida a escrutinio a medida que los Gobiernos evalúen los costos de la transición energética, por lo que este lobby eólico tratará de convencer de que el viento no trata sólo de luchar contra el cambio climático, sino que genera empleo y promueve la innovación, además de reforzar la soberanía energética.
En concreto, la energía eólica marina representa actualmente algo más del 3% de la demanda de energía de la UE, y tiene en los puertos un elemento fundamental para su desarrollo ya que juegan un papel clave en la cadena de suministro local, la logística y la infraestructura de apoyo, como el almacenamiento de componentes. Es en los puertos donde se fabrican muchos de los componentes y donde se realiza el mantenimiento de los parques eólicos, donde se transportan las turbinas y otros equipos, y donde se ensamblan. Además, tendrán un papel muy destacado en la producción y distribución de hidrógeno renovable.
Los puertos europeos necesitan invertir 8.500 millones de euros de aquí a 2030 para apoyar la expansión de la energía eólica marina
Los puertos europeos facilitan el despliegue de 3 GW de nuevos parques eólicos marinos cada año y según las proyecciones, para 2030 deberán apoyar el despliegue de 25 GW de nuevos parques eólicos marinos y facilitar el mantenimiento de casi 16.000 turbinas cada año. Pero los puertos sólo podrán prestar estos servicios si realizan importantes inversiones para mejorar y ampliar su infraestructura. Fundamentalmente, necesitan ampliar superficie, reforzar muelles y aumentar calados, entre otras obras, para responder a la tendencia de gigantismo con torres de hasta 250 metros de altura que requieren también de barcos más grandes para su transporte.
Por ello, la Offshore Wind Ports Platform (Plataforma de Puertos Eólicos Marinos), lanzada por WindEurope, y de la que forman parte en España A Coruña, Bilbao, Castellón, Ferrol y Santa Cruz de Tenerife, asegura que los puertos europeos necesitan invertir 8.500 millones de euros hasta 2030 para apoyar la expansión de la energía eólica marina. Se trata de una inversión que podría recuperarse en sólo cinco años y supondría importantes ahorros para los consumidores de electricidad y para la sociedad en su conjunto, defiende.
El desarrollo de la infraestructura portuaria suele ser una cuestión que incumbe a las autoridades locales, regionales y nacionales. Pero dada la importancia estratégica de los puertos para cumplir los objetivos de la UE en materia de energía renovable, la Plataforma aboga porque las instituciones europeas y los Estados miembros desarrollen una estrategia para el desarrollo de la infraestructura portuaria y movilicen instrumentos financieros para apoyar las inversiones necesarias.
Séneca decía que ningún viento es favorable para el que no sabe dónde va. La industria eólica y la Unión Europea sí tienen claro su destino. Y los puertos son el viento a favor en una singladura larga y no libre de riesgos.