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Sin repercutir su precio, nunca se valorará el transporte

Siempre nos gustó eso de la comunidad logística. Como que nos humaniza a todos un poquito más, o un poquito, según el caso.

  • Última actualización
    09 julio 2021 09:02

Ir todos en un pack mola. El ser humano, como los robots de la peli (“Yo, robot”) tendemos a agruparnos, a buscar el calor de la familia, la tribu, la manada, la secta incluso. Pero eso de ir todo a una también tiene, como todo, sus contraindicaciones.

En ocasiones se nos antoja defendible lo de desmenuzar al sector, desmontar el engranaje, listar los y las piezas, con el único fin de poner a cada cual en su sitio.

Para muchos objetivos y situaciones, se hace preciso, cada vez más, la tan cacareada unidad del colectivo. Pero para otros casos se viene haciendo necesario eso de que cada palo aguante su vela.

Valorar realmente el transporte como merece, con todo detalle y profundidad, no se va a conseguir nunca mientras no logremos que de cada producto se explique qué vale el transporte, y dentro de ese apartado, si pudiera ser, a qué o a quién va destinado cada céntimo, administración incluida.

Así, en primer lugar, se transmitiría que el transporte existe. Se dejaría claro qué parte del precio final corresponde a ese apartado. Y es que, y ahí es donde voy, en el apartado del transporte, estaría muy bien ese bajar al detalle fino, explicar quién se lleva el dinero que nos cuestan las cosas.

Puede ser que hubiera una época en la que los distintos eslabones de la cadena logística redondeaban facturas con conceptos ciertamente opacos o de difícil entendimiento. Algo así como lo que explicaba tan divinamente nuestro idolatrado Manuel Gómez Bur en “Las que tienen que servir”:

“Ahí no va incluida la licencia de manufactura ni el estar pillao de frenoligorcio, luego falta el impuesto para el monte pío de las gallinas y en el dorso un sello que dice Dirección general de avicultura servicio de campos, prados, granjas y colindantes tamparantan que te han visto Pepe, tamparantan que te han visto Juan”. Los vacunados ya me entienden.

Hace años que ya el negocio de la logística no da para nada de eso. Se acabaron las gallinas y los huevos de oro.

Cada vez que sube el precio de cualquier servicio de la cadena logística lo pierde alguien de la cadena logística, no el consumidor. Y así no hay forma de que ese consumidor perciba la importancia del transporte

Ahora, si las navieras ganan, los transitarios y/o lo consignatarios pierden. El redondeo es a la baja. Cada vez que sube el precio de cualquier servicio de la cadena logística lo pierde alguien de la cadena logística, no el consumidor. Y así no hay forma de que ese consumidor perciba la importancia del transporte. Mientras no se les toque el bolsillo, jamás van a valorar eso de que te traigan las cosas a casa desde el otro rincón del mundo.

El sector logístico solo será molestias e incordios, ruidos y humos. Nunca lo valorarán en la justa medida.

Si un transportista se dedica a hacer su trabajo tan bien como siempre, ¿por qué ha de estar pendiente de cualquier fluctuación de los precios de los fletes o la gasolina para ver si tiene que ajustar su precio poco o mucho?

El trabajo de cada cual es el trabajo de cada cual y hay que pagarlo a cada cual. Y si suben una parte de los costes del transporte no debería soportarlo otra de las partes, debe pagarlo el consumidor. Básicamente, por una cuestión de respeto… y de supervivencia.

Mientras no lo hagamos así, habrá que restar las subidas desmesuradas de unos en la cuenta de resultados de otros.

Esto no suponía problema cuando había grandes márgenes. Pero de eso hace ya muchos años.  ¿Verdad?