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Una de las desventajas del sector

Lo peor no es que estemos viviendo unos años en los que lo raro es que una legislatura se agote, lo peor es que los continuos cambios de signo político en los órganos de decisión multiplican la incertidumbre a base de perpetuar las tramitaciones de proyectos y leyes

  • Última actualización
    21 febrero 2019 18:29

Tiene, como siempre digo, muchas ventajas este sector logístico nuestro, más de unos que de otros. Es un mundo en el que la tarta a repartir crece cada año. Cada vez se mueven más mercancías. Eso, trabajar en un sector tan potente, créanme, no es lo normal. A diferencia de la logística, hay otros sectores con otras circunstancias, donde el talento invertido no da los intereses que da la logística, merecidos a veces. Pero estos días, miren por dónde, me ha dado por repasar las desventajas de este sector, que las tiene, vaya si las tiene. Para no llegar al final de este artículo sin haber enumerado la mitad de esas desventajas, voy a centrarme en una. Esa que indica que la logística vive en un mundo paralelo, donde por un lado todo es inmediato, todo se cronometra, todo ha de ser justo a tiempo, por exigencia del dios mercado y, por otro lado, para ser competitivo en logística, has de planificar las inversiones casi con perspectiva de futurólogo. Ningún problema, si no fuera porque esas inversiones son de una inmensa magnitud y su viabilidad depende en buena medida de las infraestructuras complementarias. Además de las conexiones, accesos, terminales, etc. entra en juego otra derivada de tanta o más importancia, la de la legislación vigente en ese momento. Estos son conceptos sin los cuales es imposible hacer nada o casi nada. Por desgracia, y ese es el tema, esos conceptos no dependen del sector, sino de la política. Y ahí es donde… no hay manera. Lo peor no es que estemos viviendo unos años en los que lo raro es que una legislatura se agote, lo peor es que los continuos cambios de signo político en los órganos de decisión multiplican la incertidumbre a base de perpetuar las tramitaciones de proyectos y leyes.No acabo muy bien de entender cómo puede una empresa presentarse al concurso por una terminal de contenedores, por ejemplo, sin legislación sólida y de futuro, o sin conocer si contarán con las infraestructuras y accesos imprescindibles. Las incógnitas son demasiadas. ¿Quién ganará las elecciones? ¿Con quién pactará? ¿Qué hará cuándo llegue al poder? ¿Tendrá algo que ver lo que haga con lo que dice que va a hacer? ¿Cuánto tiempo estará en el poder, años, meses, días...? Demasiadas variables en demasiados frentes fluctuantes como para jugarse cientos de millones de euros. Es lógico y comprensible que la incertidumbre sea un sólido enemigo de la economía en general y de la logística en particular. Habida cuenta de que esto de no saber a qué atenerse parece que ha venido para quedarse, se nos antojan dos opciones: seguir apostando como quien apuesta a la ruleta rusa o cambiar de sector. Entre unos y otros acabarán con las inversiones. Y las primeras que van a correr peligro son las que se deciden hoy para ver sus frutos dentro de un par de lustros. Necesitamos pactos de continuidad en muchos frentes, educación, sanidad, justicia… y logística. Las infraestructuras no deberían depender de si yo he nacido en León y tú en Pontevedra, si el ministro es de Valencia o de Valladolid. Ya está bien de hacer un AVE, un aeropuerto o un puerto sólo para mis paisanos. Si queremos desarrollar el inmenso potencial logístico que hay en este país, lo primero será fijar ya una base sobre la que se puedan desarrollar con seguridad los proyectos e inversiones. Es, sencillamente, por el bien de todos. Señores políticos… déjennos en paz o, al menos, cállense.