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Vuelve el fútbol

Les confieso que jamás he tenido el más mínimo interés por la liga alemana de fútbol, conocida también como Bundesliga. Más allá de la curiosidad que siempre me ha producido comprobar que el fútbol iguala a las masas (independientemente de su nacionalidad), nunca he visto nada emocionante en la liga alemana, quizás por algún complejo de juventud cuando siempre, sí o sí, los alemanes nos ganaban a todo.

  • Última actualización
    20 mayo 2020 15:07

El fútbol en esta sociedad lo polariza casi todo. Muchos tuvieron conciencia de la importancia de esta pandemia cuando se prohibieron los primeros partidos con público o cuando directamente se paralizaron los campeonatos de todo el mundo. La luz se empieza a ver a ahora, justo cuando ya comienzan a rodar algunos balones y tendremos la certeza de que todo ha terminado cuando podamos volver todos a un estadio. Eso es así.

Pueden extrapolar el caso del fútbol a cualquier manifestación artística, cultural o deportiva, por supuesto, pero la capacidad de arrastre puede que no sea comparable.

El caso es que esta situación de cuarentena nos ha llevado a pisar caminos inexplorados, tanto es así que por la insistencia de mi familia hemos tenido el primer fin de semana futbolero después de mucho tiempo. Televisado, sin público y alemán, sí, pero fútbol al fin y al cabo.

Pero algo falla. Y es que es imposible seguir algo con pasión si no existe una mínima implicación personal y afectiva. Así las cosas, con gran acierto, hemos decidido hacernos seguidores de un equipo cada uno (dejando fuera de la lista de candidatos al que siempre gana... por aquello de que sabemos convivir mejor con la derrota que aquellos acostumbrados siempre a ganar).

Y aquí nos tienen, que si el Leipzig, que si el Mönchengladbach, que si el Dortmund... la implicación afectiva funciona. Se lo aseguro.

Pero algo falla. Y es que es imposible seguir algo con pasión si no existe una mínima implicación personal y afectiva

Mientras llega la ansiada nueva normalidad, nos toca innovar hasta con los sentimientos aplicando grandes dosis de imaginación y paciencia. Con ese espíritu parece que todo es un poco más fácil.

Los logísticos, entendidos como toda aquella persona que tiene algún tipo de vínculo profesional con el sector, tenemos una clara ventaja sobre otros colectivos y es que tenemos una evidente conexión afectiva con nuestra actividad.

Los palos y palos que nos han metido entre las ruedas; la cantidad de veces que nos han ninguneado o la infinidad de situaciones en las que se ignora la trascendencia de nuestra actividad, no hacen más que ahondar en nuestro sentimiento de pertenencia.

Sabemos lo mucho que cuesta seguir adelante contra condicionantes y adversidades y también somos muy conscientes de que la actividad que generamos es absolutamente necesaria para la buena marcha de cualquier sociedad.

Sabemos que hacemos las cosas bien, pero somos conscientes de que nos queda margen de mejora. Ya no reclamamos aplausos, nos conformamos con que nos escuchen de vez en cuando para poder seguir avanzando y mejorando.

Nos une la adversidad, sí, pero también la certeza de que somos un colectivo grande y generoso que ha demostrado saber estar a la altura cuando la situación lo ha requerido, muy por encima de políticos y estrellitas atemporales.

No tengan miedo a implicarse más en nuestro sector: #yosoylogistico