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El proceso judicial del accidente del buque “Dali” en Baltimore podría dilatarse más allá de una década

La complejidad para dirimir la responsabilidad en el accidente del buque “Dali”, que el pasado 26 de marzo colisionó contra el puente Francis Scott Key de Baltimore, provocando el derribo de buen aparte de la infraestructura y provocando la muerte de cuatro personas y la desaparición de otras dos, abre la puerta a un proceso judicial que podría dilatarse a lo largo de más de una década.

VALENCIA. Esta es una de las principales conclusiones a las que se llegó ayer durante la celebración de una mesa redonda organizada por la Universidad Católica de Valencia bajo el título “El suceso de Baltimore. ¿Quién va a tener que asumir la responsabilidad?”, moderada por Miguel Rocher, managing director de Operplus, y en la que participaron Sara Parmo, responsable del Departamento de Operaciones de Clarksons Martankers; Carlos Salinas, abogado y socio de MA Abogados; Francisco Salvador, branch manager de Valencia de ONE; y Víctor Oltra, consejero delegado de Intersagunto Terminales.

Carlos Salinas aseguró a Diario del Puerto que hasta la celebración del juicio habrá que esperar, como mínimo, un año, ya que tanto el Gobierno de Estados Unidos como el país que abandera el buque -en este caso Singapur- deben emitir sendos informes totalmente independientes y objetivos.

A esto hay que sumar la enorme distancia entre las posiciones iniciales de cada una de las partes implicadas. Por un lado, el armador del buque ha pedido una limitación de responsabilidad, la declaración de avería gruesa e iniciar el proceso de salvamento del barco. Por otro, la ciudad de Baltimore se opone a la limitación de la responsabilidad, la petición de daños y perjuicios así como la presencia de un jurado popular.

Según Salinas, una vez haya un veredicto, es más que probable que se recurra la sentencia, abriéndose una nueva fase de todo el proceso que podría finalizar en el Tribunal Supremo. No obstante, según Salinas, “las posibilidades para que triunfe la limitación de responsabilidad son complicadas”, afirmó Salinas.

Para el socio de MA Abogados, “estamos antes lo que conocemos como un megasiniestro”, por lo que “muchas cosas pasarán muy rápido, pero otras tantas no”. Y remarcó: “Lo que se haga los primeros días marcará la estrategia de defensa en los próximos años”.

$!Asistentes a la mesa redonda organizada por la Universidad Católica de Valencia. Foto R. T.

Por su parte, Sara Parmo reconoció que “por el momento no hay certezas de lo que ha ocurrido”. Así y todo, hay aspectos como la llamada de los prácticos a las autoridades una vez que el buque sufre la pérdida total de potencia que “sirvió para evitar una tragedia aún mayor”.

A pesar del llamamiento hecho por el “Dali” a los remolcadores de la zona o el lanzamiento del ancla, Parmo da por hecho que el resultado no hubiera cambiado, ya que “el ancla no puede frenar un buque en movimiento porque sirve para mantener la posición del barco una vez está parado”, debido, sobre todo, a la velocidad e inercia que llevaba el buque.

Víctor Oltra también defendió este extremo. “Los remolcadores no hubieran solucionado nada en un buque de estas dimensiones”, aseveró, y recordó que el tamaño de los buques crece exponencialmente “frente a unas infraestructuras que están pensadas para un período de entre 100 y 150 años”.

Para el consejero delegado de Intersagunto Terminales, “vamos a tener que asumir que este riesgo de colisión existe”.

Por su parte, Francisco Salvador puso en valor el papel tanto de las compañías aseguradoras como de los despachos de abogados especializados en este tipo de siniestros. Asimismo, reconoció que durante el período de investigación “todas las partes se muestran prudentes”.