La industria crucerística fue la responsable de la creación de alrededor de 1,2 millones de empleos en todo el mundo, una cifra que crecerá como consecuencia de los nuevos buques que entrarán en servicio hasta 2028.
Según las cifras de CLIA, quien trabaja en el sector se queda. De hecho, la tasa de retención de empleados supera el 80%, una cifra inaudita en el sector hotelero, donde esta tasa supera por poco el 70%. Al igual que los hoteles y los complejos turísticos, los cruceros necesitan un gran personal para mantener los estándares de calidad.
A bordo de un crucero de grandes dimensiones se puede encontrar un pequeño ejército de profesionales, con hasta 450 tipos diferentes de trabajo. El equipo del hotel en sí requiere de cocineros, chefs, camareros, mayordomos de cabina, barmans y otros. A esto hay que sumar artistas, personal de actividades para adultos y niños, personal de los casinos, fotógrafos, y especialistas en belleza y spa. Los barcos también cuentan con un equipo completo, como sobrecargos, especialistas en recursos humanos y contadores, que mantienen todo en funcionamiento en la oficina administrativa. Ante esta ingente necesidad de personal, las navieras realizan un importante trabajo de selección y formación. La tripulación es contratada para un departamento específico, y reciben formación relacionada con las habilidades necesarias para su trabajo, así como capacitación específica relacionada con la salud y seguridad marítimas. Este proceso comienza dos meses antes de su primer servicio a bordo del buque.
Ante un cambiante futuro, las navieras apuestan por una formación continua en aspectos tan importantes como la navegación, la ingeniería marina y la ingeniería eléctrica. A medida que la industria continúa su camino hacia cruceros con emisiones netas cero para 2050, cada vez cobra más relevancia contar con habilidades necesarias para operar con nuevas tecnologías, sistemas de navegación y combustibles alternativos. Las navieras utilizan cada vez más tecnologías de vanguardia a bordo, aprovechando la inteligencia artificial en áreas como la reducción del desperdicio de alimentos y la reducción del consumo de combustible.
En ese sentido, las futuras tripulaciones deberán tener conocimientos en alfabetización digital para poder utilizar dispositivos portátiles inteligentes, y ser capaces de interpretar datos en tiempo real.