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La logística asume la misión de deshacer el nudo gordiano del futuro de América Latina

El ecosistema logístico de América Latina vive un punto de inflexión con oportunidades de crecimiento sin precedentes, pero también con ineficiencias que debe resolver con modernas infraestructuras, una mayor integración regional y la estandarización de procedimientos, entre otras mejoras.

BILBAO. Según el último informe de America’s Market Intelligence (AMI), en 2024, el tamaño del mercado logístico de América Latina alcanzó un volumen de 360.000 millones de dólares con una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) esperada del 6,6% hasta 2030.

Dichas cifras sitúan a América Latina como una región con un gran potencial económico que basa riqueza en sus vastos recursos naturales, un mercado en expansión y su estratégica posición geográfica. Sin embargo, la región enfrenta una serie de desafíos logísticos que limitan su competitividad global.

Deficiente infraestructura

Uno de los mayores retos logísticos en América Latina es la falta de infraestructura adecuada para el transporte de mercancías, ya que muchas carreteras, puertos y trazados ferroviarios no están en condiciones óptimas, lo que genera retrasos y costos adicionales. La falta de inversión en modernización y mantenimiento de estas vías dificulta el acceso a mercados nacionales e internacionales, lo que urge a incrementar la inversión en infraestructura a través de alianzas público-privadas y de programas de cooperación internacional para mejorar la conectividad regional.

El último informe anual “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe”, que elabora la División de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un organismo regional de las Naciones Unidas, constata, como uno de los grandes retos para la región, “la necesidad de mejorar su infraestructura de transporte y logística, para dar mayor fluidez al comercio y aumentar su competitividad internacional”.

EL DATO
35%

Costo logístico. Los costos logísticos en América Latina llegan a representar hasta el 35% del precio final de los productos.

Círculo “poco virtuoso”

“En un círculo poco virtuoso, los bajos niveles de crecimiento económico en la región observados en la última década se han traducido en niveles también reducidos de inversión pública y privada y, por ende, en un acervo de infraestructura que es insuficiente para dinamizar a su vez las economías y promover el desarrollo productivo”, asegura el secretario ejecutivo adjunto del CEPAL, Javier Medina-Vásquez.

“Destinar los recursos necesarios para dar mantenimiento y reparar la infraestructura existente, mejorar los marcos técnico y regulatorios, y prepararse para los desafíos del cambio climático y los fenómenos extremos que lo acompañan son actualmente una prioridad para la región”, añade.

Altos costos logísticos

Los costos logísticos en América Latina suelen ser elevados en comparación con otras regiones del mundo, llegando a representar hasta el 35% del precio final de los productos, frente al 8% en Europa. Según un informe de la American Society of International Law, la importación de mercancías a América Latina lleva aproximadamente 32 días, de los cuales alrededor de 28 se corresponden a la clasificación de las mercancías a través de las aduanas y de los agentes aduaneros del país. Como resultado, los costos aduaneros y la acumulación de inventario llegan a ser excesivamente altos.

Factores como la ineficiencia en los procesos de transporte, la falta de tecnología en la gestión de la cadena de suministro y la burocracia aduanera contribuyen a estos costos elevados. Ello hace necesario implementar tecnologías innovadoras como la automatización de procesos aduaneros, el uso de big data para optimizar rutas y la digitalización de la documentación logística. En este sentido, los marcos regulatorios complejos y la burocracia excesiva dificultan el comercio y la logística en la región. Los trámites aduaneros prolongados, las normativas inconsistentes entre países y la falta de armonización de políticas comerciales obstaculizan la fluidez del comercio internacional, lo que hace necesario promover acuerdos regionales para la estandarización de regulaciones y la simplificación de procesos aduaneros.

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Seguridad e integración regional

Otro de los aspectos que limitan la competitividad logística de América Latina es la inseguridad que presentan muchas rutas de transporte en la región, donde el robo de mercancías, los asaltos a camiones y la corrupción en algunos puntos de control rebajan la confianza en el sistema logístico e incrementan los costos operativos.

Junto a ello, la insuficiente integración logística entre los países que configuran la región limita la su capacidad para competir en mercados globales. Las mencionadas diferencias en infraestructura, regulaciones y procedimientos aduaneros dificultan el tránsito eficiente de mercancías entre los estados latinoamericanos.

Iniciativas como la Alianza del Pacífico o Mercosur deben servir, por tanto, para fortalecer la cooperación en materia de logística y comercio internacional.

Tecnología e innovación

A pesar de los avances experimentados a escala global en tecnología aplicada a la logística, muchas empresas en América Latina continúan operando con sistemas obsoletos, haciendo que la ausencia de acceso a herramientas digitales limite la eficiencia y competitividad de las cadenas de suministro.

Además de la necesidad de fomentar la adopción de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, entre muchas otras, para mejorar la transparencia y eficiencia de la logística, el sector logístico en América Latina se enfrenta a una importante escasez de profesionales especializados en gestión de la cadena de suministro, logística y transporte internacional, lo que reduce la competitividad de las empresas y afecta la calidad del servicio.

El reto de la sostenibilidad

Por último, América Latina también se enfrenta a importantes retos de orden medioambiental derivados de su actividad logística. En este sentido, el crecimiento del comercio en la región ha incrementado las emisiones de carbono y el impacto ambiental de las operaciones logísticas. La falta de regulaciones claras sobre transporte sostenible y energías renovables agrava un problema que requiere, entre otras acciones, la promoción del uso de energías limpias en el transporte, el desarrollo de infraestructura para la movilidad eléctrica y el fomento de la utilización de envases biodegradables en la cadena de suministro.

Débil recuperación del comercio en el mundo y la región en 2024

Tras caer un 1,2% en 2023, el volumen del comercio mundial de bienes creció a una tasa interanual del 1% en el período que va de enero a julio de 2024. La debilidad de esta recuperación refleja el impacto combinado de la incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento de la economía mundial y de un entorno marcado por un creciente proteccionismo, tensiones geopolíticas y perturbaciones en el transporte marítimo.

Durante el primer semestre de 2024, el comercio de bienes y servicios de la región latinoamericana mostró un mayor dinamismo que en la primera mitad de 2023. El crecimiento interanual del valor de las exportaciones fue mayor que el de las importaciones (5% y 1%, respectivamente). A su vez, las exportaciones de servicios crecieron mucho más que las de bienes (11% y 4%, respectivamente).

En el caso de estas últimas, su expansión estuvo impulsada por los sectores primarios: productos agrícolas y agropecuarios (11%) y minería y petróleo (11%). En contraste, las exportaciones de manufacturas se mantuvieron estancadas.

Por su parte, las importaciones regionales de bienes y de servicios crecieron solo un 1% en el primer semestre de 2024. Ello muestra la debilidad de la demanda en un contexto de bajo crecimiento persistente y en el cual se estima que el producto regional crecería solo un 1,8% en 2024.

El péndulo de la actividad portuaria en América Latina sigue oscilando

Durante el período 2023-2024, el sector portuario en América Latina y el Caribe (ALC) estuvo caracterizado por una marcada volatilidad e incertidumbre. No obstante, durante el primer semestre de 2024 se exhibió una recuperación significativa en términos de tráfico, aunque el contexto global continúa enfrentando grandes desafíos. Puede decirse que, tal como ha ocurrido durante los últimos años, el péndulo de la actividad portuaria sigue oscilando, lo cual refleja un entorno donde la estabilidad es complicada de lograr y se requiere una monitorización y adaptación constantes.

Un factor clave que ha influido en el desempeño portuario de la región es su alta dependencia de las condiciones económicas y geopolíticas globales. Dichas tensiones, que parecen lejanas de alcanzar una resolución, junto con los fenómenos climáticos adversos, como la sequía en el Canal de Panamá y las interrupciones en las principales rutas marítimas, han provocado una nueva ola de disrupciones.

Estos eventos han ralentizado la recuperación que se había observado en 2023, y han afectado significativamente las operaciones logísticas en la región. A nivel estructural, los principales puertos de la región han mantenido una jerarquía estable. Sin embargo, dicha estabilidad no ha garantizado un progreso uniforme. Mientras algunos puertos han mejorado su posición en los rankings, otros enfrentan desafíos relacionados con la modernización de la infraestructura y la adaptación a las crecientes demandas de una logística más eficiente.

En particular, los puertos medianos y pequeños requieren esfuerzos adicionales vinculados a la modernización para mantenerse competitivos y aumentar su capacidad operativa.

Un desafío importante es la progresiva concentración en las alianzas navieras a nivel global, que ha beneficiado a los grandes actores del sector y ha incrementado la presión sobre los puertos más pequeños. Estos enfrentan limitaciones tecnológicas y una gobernanza a menudo desactualizada, lo que representa un obstáculo para ofrecer servicios logísticos avanzados y competitivos.