Como entes autónomos, pero al mismo tiempo dependientes, y como protagonistas activos y pasivos de la globalización, los puertos afrontan estos tiempos “líquidos” marcados por la incertidumbre, con la imperiosa necesidad de gestionar el cambio con un liderazgo innovador y basado en la confianza.
santander. A diferencia de hace unas pocas décadas, cuando el mundo era un lugar con más certidumbres que el actual, y donde el sector portuario podía planificar mejor su futuro en base unas proyecciones de incremento de demanda más o menos ciertas, el actual escenario globalizado se caracteriza por su alta volatilidad, impredecibilidad e incertidumbre ante los variados fenómenos que intervienen.
Por ello, ante los cambios que provocan fenómenos como la revolución tecnológica, el cambio climático, los conflictos bélicos o el choque de culturas, entre otros, se hace preciso adoptar nuevas habilidades y enfoques para liderar la gestión del cambio en este contexto de incertidumbre.
Factores de incertidumbre
Todo ello estuvo presente en el cuarto y último Encuentro de la Semana Portuaria de la UIMP celebrada el pasado viernes en Santander y que, bajo el título “Puertos líquidos: la gestión del cambio”, formó parte de la llamada Escuela de Liderazgo, que tiene como misión contribuir a la formación de los actuales líderes portuarios para que actúen como “agentes del cambio” inducido por la activación de las líneas, objetivos y metas contempladas en el Marco Estratégico del Sistema Portuario de Interés General,
“La globalizacion ha traído muchísimas ventajas, pero también nos hace a todos mutuamente dependientes”, dijo Álvaro Rodríguez Dapena
El presidente de Puertos del Estado, Álvaro Rodríguez Dapena, subrayó el carácter de los puertos como elemento más representativo de la globalización y de la hiperconectividad global, “con lo que ello representa de oportunidad y amenaza”.
“La globalización ha traído muchísimas ventajas, pero también nos hace a todos mutuamente dependientes y en este contexto global existen diversos factores de incertidumbre”, dijo Rodríguez Dapena, quien mencionó, entre otros, los conflictos bélicos, que provocan variaciones en los tráficos portuarios; la revolución tecnológica, con una digitalización cuyo alcance real aún no se conoce; la emergencia climática; la crisis energética o el choque de culturas.
“Estamos en un ámbito que nos obliga a adaptarnos al cambio”, dijo el presidente de Puertos del Estado, quien abogó por gestionar las incertidumbres a través del aprendizaje continuo, la redundancia, tejiendo alianzas y con una mente innovadora, distinguiendo los matices entre eficacia, eficiencia y efectividad; entre “hacer las cosas de forma correcta y hacer las cosas correctas”.
Llamada a la “revolución“ de las APs
Incertidumbre, volatilidad y cambio vertiginoso definen el contexto actual de los puertos, que por la confluencia de dinámicas impulsadas por la globalización, la digitalización, la sostenibilidad, la evolución de las regulaciones y políticas públicas, o las fluctuaciones de las cadenas de suministro, transita de lo sólido y estable hacia lo fluido y variable; hacia un estado “liquido”.
En este escenario, la gestión del cambio, la administración de la transición de los Autoridades Portuarias al estado trazado para 2030 por el Marco Estratégico, supone un reto de primer orden para que los puertos mantengan su competitividad y enfrenten los nuevos desafíos, y aprovechen las oportunidades de un mundo en constante cambio.
En este sentido, la presidenta de la AP de Las Palmas, Beatriz Calzada, que participó en el Encuentro entre el público, llamó a una “revolución“ de las Autoridades Portuarias, un debate que el presidente de Puertos del Estado emplazó a la próxima reunión, del 18 al 20 de septiembre, del sistema portuario en el Parador del la Granja, en Segovia.