¿Cuál es su opinión en relación a los ecoincentivos ferroviarios?
La Administración es perfectamente consciente de la dificultad que hay para crecer en tráficos ferroviarios y por eso pusieron en marcha el plan de los ecoincentivos, precisamente para conseguir que toda la inversión que se está haciendo en infraestructuras luego tenga un retorno, para que sigan existiendo empresas ferroviarias que puedan utilizar esa infraestructura. Los ecoincentivos a la oferta que han puesto en marcha están sirviendo para compensar los ahorros en externalidades que supone el ferrocarril para la sociedad. Al final es prácticamente un servicio público en algunos casos, en el sentido de que tiene muchísimos ahorros que no son tangibles pero son importantes. Todos estos ahorros es lo que se está intentando devolver con los ecoincentivos.
¿Es favorable a que el ecoincentivo vaya a la oferta y no a la demanda?
Nos gustaría que fuera a los dos. Entendemos que para que los clientes hagan un cambio modal, es necesario incentivarles. Modificar toda la logística de una empresa es muy complejo y en muchas ocasiones da vértigo hacer el cambio. Nos hemos encontrado con que muchas veces el problema es que las empresas no saben cómo hacerlo. Por ello, dentro de nuestra labor hay mucha parte de consultoría, para ayudar a nuestros clientes a definir las rutas y a identificar en qué tráficos tiene sentido emplear el ferrocarril y de qué manera.
¿Por qué se incentiva a la oferta si lo que se pretende es que las mercancías se suban al tren y no cubrir ineficiencias de los operadores?
El problema es que muchas veces las ineficiencias vienen motivadas por la falta de volumen que hay. Es un circulo vicioso que con estas ayudas se podría convertir en un círculo virtuoso. A mayor volumen, más fácil va a ser para las empresas ferroviarias ofrecer un servicio que sea rentable o sostenible para las dos partes. No vale de nada que aportemos un servicio que sea estupendo para el medio ambiente, para la sociedad, para el Estado y para los clientes si las empresas están en pérdidas.
Las administraciones son conscientes de esta situación y están intentando ayudar a las empresas a poder mantenerse con vida para que puedan seguir ofreciendo el servicio.
El incentivo a la demanda es porque cuantos más clientes se suban al tren más masa crítica va a haber y más fácil va a ser que nosotros podamos ofrecer un servicio que sea rentable y sostenible. Por tanto, lo que entendemos es que lo que hace falta es una ayuda para impulsar la cuota, que ahora mismo está en un 4% y, obviamente, algo se está haciendo mal, porque llevamos desde 2005 que se liberalizó el sector con la misma cuota e incluso bajando. Con esto lo que están intentando hacer es cambiar el sistema porque una vez que haya masa crítica va a ser mucho más fácil.
¿Qué valoración hace del resultado del reparto de los ecoincentivos?
Los criterios son completamente objetivos, pero entendemos que la fórmula no debe contemplar únicamente el tráfico incremental, si no también el mantenimiento. El problema es que si yo tengo todas mis máquinas a pleno rendimiento, el año que viene no podré crecer más. Entonces, las empresas que partían de un modelo muy eficiente se van a ver penalizadas. Además, con esta fórmula se favorece también a los nuevos entrantes y no a los que ya estaban. Siempre es más fácil crecer de 0 a 10 que de 90 a 100. Por ello, el planteamiento que estamos haciendo al Ministerio es que no solamente sea a los tráficos incrementales, si no que también sea al mantenimiento.