¿Cree que las autopistas ferroviarias van a ser realmente una solución para potenciar el ferrocarril o solo un tráfico de nicho?
Yo creo que es una solución más y cuantas más alternativas ofrezcan a los clientes más posibilidades hay de que se suban al tren. Además, cada vez hay más operadores de carretera interesados en subirse al tren por la reducción de emisiones y por la falta de conductores.
Sin embargo, es importante definir cómo va a ser el sistema de cánones en las autopistas ferroviarias, porque en las carreteras ya no va a haber peajes. Por ello, que las autopistas ferroviarias sean suficientes va a depender de los cánones. Por ejemplo, en el Corredor Mediterráneo, si los cánones que se aplican son los de las vías de altas prestaciones, no va a ser sostenible su uso con los costes fijos que vamos a tener que asumir. Tenemos que tener en cuenta que el ferrocarril y la carretera están en el mismo mercado, somos productos sustitutivos. Una empresa va a venir al ferrocarril si somos capaces de ofrecerle la misma calidad y el mismo precio. Si por circular por una vía de altas prestaciones y que se cobren los cánones muy altos vamos a tener que subir las tarifas, no va a funcionar.
¿La solución sería que si no se fijan peajes en la carretera los cánones se reduzcan para las mercancías en tren?
Claro. Para que haya una competencia justa, si la carretera no paga peajes, el ferrocarril tampoco tendría que pagarlo. Nosotros ahora mismo, aunque están reducidos, tenemos que pagar el canon cada vez que utilizamos una vía. Por tanto, no estamos jugando con las mismas reglas en los dos sectores. El ferrocarril, además, tiene costes de fricción. Hay una serie de costes fijos que tiene el ferrocarril que es lo que hace que los clientes no sean capaces de trasladar sus cargas al tren.