Valencia. En un escenario marcado por la geopolítica (y la inestabilidad de la demanda que de ella se deriva), el sector se enfrenta a la escasez de conductores profesionales. “Urge abordar este tema con medidas realmente eficaces como la implantación de ayudas para sacarse el carné y los cursos necesarios para conducir un camión”, explica a este Diario, José María Quijano, secretario general de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), quien recuerda que también es necesaria “la puesta en marcha de una campaña pública para hacer más atractiva la profesión y que la sociedad sea consciente del papel que realmente juega el sector, la creación de áreas de estacionamiento seguras y protegidas o la mejora del trato a los conductores, entre otras cuestiones”.
Desde Fetransa (Federación Española de Transporte Discrecional de Mercancías), Víctor González, su presidente, espera que se apruebe una nueva prórroga al sistema de módulos y se doble el presupuesto destinado a las ayudas al abandono; y, en concreto, para afrontar el problema del escaso relevo generacional, entiende que “la solución ha de ser un mix: en unos casos pagando mayores salarios, en otros facilitando la conciliación e, incluso, cubriendo ciertos puestos con conductores de otros países. La seguridad y comodidad del conductor durante el desempeño de su trabajo, e incluso la implantación de las jubilaciones anticipadas, creemos que contribuirían a paliar la falta de conductores”.
Por su parte, Juan José Gil, secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer), apunta que, a su entender, este problema no es exclusivamente económico, “aunque lógicamente aquellas empresas transportistas que pagan más a sus conductores tienen más facilidad para encontrar nuevos profesionales; pero ahí hay que añadir las dificultades que suponen, en primer lugar, acceder a esta profesión por el alto coste que supone la obtención tanto del permiso de conducir como del CAP (Certificado de Aptitud Profesional), así como el carácter penoso de la actividad, ya que en transporte nacional e internacional supone en muchos casos dormir fuera de domicilio más de una semana, lo que lo hace poco atractivo para una gran parte de la población, lo que ha llevado al sector a contratar profesionales de otros países”.